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ISSN 1989-4163

NUMERO 47 - NOVIEMBRE 2013

Medea en los Infiernos

Pilar Reyes

Autor: Diego Vaya. 2013. XVIII Premio Universidad de Sevilla. Punto de Lectura. Santillana Ediciones Generales. 160 páginas. 7,99 €.

            La segunda novela  de Diego Vaya vuelve a titularse con un nombre de mujer, hecho que no es en ningún caso azaroso puesto que, este elegante poeta de las mujeres, es un admirador incondicional del género femenino y de muchas de sus causas.

Convencido de la necesidad de hacer trascender la visión femenina del mundo para que este por fin deje de sucumbir ante los mismos errores, Diego vaya le cede el paso a la voz femenina,  incluyendo a la de las musas que  hilan para él este precioso tapiz de Medea en los infiernos.

No en vano, su maestra y mayor influencia narrativa es Virginia Woolf, a la que recurre metódicamente como autora de cabecera, de la que ha recibido su gusto por la novela psicológica y a quien homenajea con esta novela en un diálogo íntimo entre ambos del que nos hace espectadores   privilegiados.

Un ambicioso homenaje a Las olas cuyo sonido e imagen forman el leiv-motiv de la obra y en cuyas profundidades podemos sumergirnos junto a la psicología de su protagonista.

La propia estructura de la novela dibuja una ola, elevando su cresta en el capítulo crucial del farallón( justo a la mitad, agujero temporal donde el lector debe estar muy atento.) espacio fuertemente simbólico, como muchos objetos en la novela, que solo cobran su significado, su alma, a través de la memoria,( farola, ascensor, espejos, marca de la alianza, mar oculto tras edificios...) con una concepción particular del tiempo medido apenas por los relojes.

La propia vida de Medea, solo cobra sentido en esta continua repetición de la marea, en la monotonía de la cotidianidad, en el conjunto que forma su mar gota a gota en “el orden inquebrantable en cuya sucesión algo recobraría sentido”. “Todo debía repetirse. En cada movimiento idéntico, la identidad”.

El lugar del destierro infernal en el que habita Medea también corresponde a un apartamento estival de la playa, que en invierno se convierte en un desierto fantasmagórico donde no había ningún alma, símbolo del tema principal de la novela: la soledad. La soledad y la incomunicación, infiernos propios de nuestro siglo.

La soledad que sufre la protagonista es producto, entre otros motivos, de la falta de asertividad de ella y de empatía de los demás, que no dedican, o no tienen, el tiempo suficiente para entenderse.

Medea, esa mujer fuerte, decidida e independiente. Esa heroína que quisieron menospreciar como vengadora, celosa e histérica pero que hay que elevar como una mujer con una personalidad definida y artífice de su propio destino, en una sociedad que le era hostil.

La Medea en los infiernos del siglo XXI de Diego Vaya se moverá en la adversidad de nuestro tiempo e intentará sobrevivir a su divorcio y  a su suplantación en el lecho conyugal.

Y están los hijos, frutos del amor que se extinguió, que van jugar, de nuevo, un papel fundamental en la obra.

La vida de la protagonista solo tiene sentido a través de toda su historia, de su memoria y de la forma en la que entendió el mundo. Una mujer con miedo al fracaso( “El miedo a fracasar le impedía reaccionar”)y con un fuerte sentimiento de culpa. Una mujer que no se deja llevar por los sentimientos, si no por la obligación de “deber ser” ( buena esposa, buena madre, buena hermana e hija, buena profesora...)

Su destino sin embargo se ha convertido en una espera, en una composición incompleta hasta su muerte y cuyo significado le han enseñado que debe ser ajeno a su voluntad, como en el más allá divino o en el sino griego.

En la obra, su narrador logra un mantenimiento  hábil de la intriga que nos sitúa en un final sorprendente del que nos ha ido  dando indicios ( “la llamada”) y un final abierto en el que la marea de Medea sigue azotando la orilla hasta su próximo ocaso.

Por todo ello, Medea en los infiernos se ha convertido en una novela obligatoria, a cuya lectura se han enfrascado ya cientos de lectores y de la que podemos disfrutar iniciados y profanos de la literatura, por su enorme calidad literaria, su aparente sencillez y su apuesta por la adaptación de lo clásico a la inmediatez contemporánea de la que trata de defenderse nuestra protagonista y todos sus lectores.

Diego Vaya ha conseguido hacer también protagonistas en la novela a elementos de poesía pura: el lenguaje, la estructura, el narrador, el espacio... con precisión y belleza propias de un gran escritor, comprometido con el amor al arte mientras sigue cosiendo y puliendo sus obras hasta límites agotadores.

 

Medea en los infiernos

 

 

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